Crítica del concierto de Quantum Ensemble.
Teatro Jovellanos, 11 de abril de 2018

Por Ramón Avello
Crítica del Concierto de la Filarmónica Gijonesa.
Hay dos aspectos que definen a Quantum Ensemble. El primero es el afán de comunicar, de explicar y hacer comprender el cómo y el qué de lo que se interpreta. En este aspecto se encuadran no solo las explicaciones al público, sino la lección práctica y magistral dirigida a estudiantes de clarinete del Conservatorio de Gijón, antes del concierto. El segundo, la musicalidad natural, espontánea, que recrea y reinventa lo que se toca, como si fuese por primera y única vez. Ayer, este grupo vinculado al Auditorio de Tenerife, ofreció en el teatro Jovellanos, dentro de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón – que cuenta con el apoyo del Aula de Cultura del diario EL COMERCIO- un vibrante concierto bajo el título de «Zíngaros». Y de propina, interpretaron una versión de la «Danza húngara nº 7» de Brahms, arreglada por Cecilia Bércovich, viola del conjunto.
El Quantum Ensemble es un conjunto flexible fundado por tres músicos canarios: Gustavo Díaz-Jerte, el pianista que la pasada temporada interpretó en Gijón «Iberia», de Albéniz, el violinista David Ballesteros, y el clarinetista Cristo Barrios. A ellos se unieron Bércovich y el violonchelista Ángel Luis Quintana. En el programa, la adaptación del propio LIszt para trío, de su «Rapsodia Húngara, nº9», el trío para clarinete, violín y piano «Contrastes», de Béla Bartok y, finalmente, el «Cuarteto para piano nº 1 en sol menor», conocido por su movimiento final como «Zíngaro».
Destacó su flexibilidad para dialogar entre ellos, el relieve rítmico -especialmente vibrante en el último movimiento de la obra de Bartok y en Brahms-, su entusiasmo y una vitalidad que trascienden al público. El resultado final, un concierto donde la individualidad de los músicos, siempre presente, se conjuntaba con la sonoridad global. Generosos aplausos.