Crítica del concierto del  Trío Ludwig.

Teatro Jovellanos, 18 de abril de 2018

Por Ramón Avello

Crítica del Concierto de la Filarmónica Gijonesa.
El violinista Abel Tomás, junto con su hermano el violonchelista Arnau y la pianista Hyo-Sun-Lim forman el Trío Ludwig, un conjunto dedicado especialmente a la interpretación de los tríos con piano de Ludwig Van Beethoven. Se puede decir que el trío lleva a Beethoven en el nombre, el compositor al que han dedicado dos CD. Ayer en el Teatro Jovellanos, en un concierto organizado por la Sociedad Filarmónica de Gijón y que cuenta con el apoyo del Aula de Cultura del diario EL COMERCIO, el trío interpretó un programa dedicado íntegramente a Beethoven. El socio Alfonso García, que conoce a fondo los documentos de la Sociedad Filarmónica de Gijón, recuerda que en abril de 1909 Pau Casals, Jacques Thibaud y Alfred Cortot tocaron para la Filarmónica uno de los tríos de Beethoven.
Ya en el juvenil «Trío Nº 2 en Sol Mayor» hay un afán de Beethoven por alcanzar la independencia y la individualidad polifónica de cada uno de los instrumentos. En este trío, aunque persiste el modelo de Haydn, se perciben algunos rasgos beethovenianos como la sustitución del trío por el animado «scherzo», o el carácter expresivo y sentimental del segundo movimiento, muy bien cantado por el Trío Ludwig. Dentro de los aspectos interpretativos de este trío lo más sobresaliente es la capacidad de los tres músicos para el diálogo, las complicidades dinámicas, un exquisito entendimiento entre los tres.
La segunda obra interpretada, el «Trío en Remayor, Op. 70, nº 1» debe su sobrenombre de «Ghost» -fantasma o también de los espíritus- al tema del tiempo lento central, cuya melodía la compuso inicialmente Beethoven como música incidental para una escena de las brujas de «Macbeth». Este segundo movimiento, «largo assai espresivo», fue el punto culminante de la primera parte. La repetición de una brevísima melodía intercalándose los instrumentos creó un efecto hipnótico.
Con la segunda parte, en la que el Trío Ludwig interpretó el «Trío Nº7 en si bemol», conocido como el «Trío Archiduque»  por estar dedicado al archiduque Rodolfo de Austria, llegó la apoteosis beethovenianos, la perfección y la quintaesencia del trío. Toda esta obra juega con la idea de variación, de repetir siempre un dibujo musical modificándolo incesantemente. En este sentido el «andante cantábile» nos ofrece al Beethoven maduro, cercano a la «Séptima Sinfonía» y a las «Variaciones Diabeli». En este caso, a través del trío se recrea la música de un gigante.
En definitiva, el Trío Ludwig en esta obra nos muestra cómo con tres instrumentos se puede recrear la música de un gigante como Beethoven. El público aplaudió con vehemencia, especialmente la última obra, sin duda uno de los grandes momentos musicales de esta temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón. Se aprecia que hay un público un poco más joven.

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