Crítica del concierto del ganador del Concurso Villa de Llanes: Jaime Maceira Naya (violín).  

Teatro Jovellanos, 10 de enero de 2018

Por Ramón Avello

Crítica del Concierto de la Filarmónica Gijonesa.

La Sociedad Filarmónica de Gijón, cuya programación cuenta con el apoyo del Aula de Cultura de EL COMERCIO, mostró ayer una vez más su apoyo a los jóvenes intérpretes con el concierto interpretado en el Teatro Jovellanos por el violinista Jaime Maceira Naya, primer premio en 2017 del XIX Concurso Internacional Villa de Llanes, acompañado por la pianista rusa Elizaveta Yaroshinskaia. A sus 17 años, Jaime Maceira sorprendió por la madurez y belleza de sus interpretaciones, con un programa amplio y complejo en el que combinó la musicalidad camerística y dialogante de las sonatas de Beethoven y Brahms con las páginas brillantes y de un gran virtuosismo técnico de Camilo Saint-Saëns y Pablo Sarasate.

Abrió el concierto la ‘Sonata para violín y piano, nº 5, en fa mayor, Op. 24’ de Beethoven, conocida como ‘Primavera’, sobrenombre que no procede de Beethoven, sino de los editores de mediados del XIX. La versión de ayer estuvo impregnada de ese cálido lirismo y cierto sentido del humor característico del Beethoven juvenil. Bellísimo especialmente el rondó final, basado en un aria de ‘La Clemencia de Tito’, de Mozart. Hay que resaltar la labor de la pianista Elizaveta Yaroshinskaia, perfectamente compenetrada con el joven violinistas. La ‘Introducción y Rondó Caprichoso’ es una obra de juventud de Camile Saint- Saens, originalmente para violín y orquesta, concebida para el lucimiento tanto técnico como expresivo del solista. Esta obra tiene muchos elementos de bravura, de agilidad, notas dobles…. pero también una melodía densa muy bien subrayada por Maceira.

La segunda parte comenzó con la versión de la ‘Sonata para violín y piano Nº 3, en re menor, Op. 108’, de Brahms, una de las obras más características de esa peculiar pasión contenida y melancólica de Brahms. Sorprendentemente ha sido una versión de una madurez muy señalada. El momento más sublime de esta sonata fue el adagio, cantado con expresividad y fluidez por los dos músicos.

Terminó el programa con otra obra de virtuosismo extremado, la Introducción y tarantella, de Pablo Sarasate, una obra también de bravura. Tras los aplausos, Jaime Maceira interpretó una obra para violín solo, la ‘Chacona para el violín rojo’, de John Corigliano. Esta música para una película canadiense trata de describir 300 años de la vida de un viejo violín abandonado, y musicalmente busca recrear de inicio la música barroca para después ofrecer secciones clasicistas y expresionistas. Una propina larga y verdaderamente sorprendente, pues nunca se había tocado en Gijón. Gran concierto, y muy aplaudido. La carrera de este músico es realmente prometedora, pues posee sensibilidad y técnica.

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