Confidencias entre músicos

Por Ramón Avello
Joaquín Torre comenzó sus estudios de violín con Alfonso Ordieres, en el Conservatorio de Oviedo. Ayer, interpretó un programa de lo más característico de la música para violín y piano, en donde el concepto de ‘dúo’, de diálogo y confidencia prevalece sobre el virtuosismo. Un programa sustancial, integrado por la ‘Sonata para piano n.º 3’, de Beethoven, una obra cercana en expresividad al mundo de la Patética, el ‘Dúo para violín y piano’, op. 162, de Schubert y la monumental ‘Sonata para violín y piano’ en la mayor, de Cesar Franck. Como propinas, el ‘Andante’ de la primera sonata para violín y clave de Bach. Lo más relevante del concierto fue la obra de Franck, la interpretación se caracterizó por una independencia absoluta entre ambos intérpretes, y al mismo tiempo compenetración total. También por una idea de libertad y como si la obra se interpretase por primera vez; pero con un sentido de la estructura y de la forma que resaltaba el motivo generador que recorre los cuatro movimientos. Finalmente, una variedad de emociones desde la pasión del Allegro al lirismo del último movimiento, pasando por la ensoñación de la Fantasía. Una versión de primer orden.
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